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sábado, 13 de marzo de 2021

Coronavirus: “Brasil se está convirtiendo en una amenaza para la salud pública mundial”

 


Las muertes diarias por el coronavirus en Brasil superan las 2.000, lo que lo convierte en el segundo país con mayor número de fallecimientos por esta causa, después de Estados Unidos.


El epidemiólogo Pedro Hallal, que trabaja en el estado sureño de Rio Grande do Sul, habla de una situación de desbordamiento que implica un peligro que se proyecta más allá de las fronteras del gigante sudamericano.


"21% de todas las muertes ocurridas en el mundo ayer (9 de marzo) debido al covid-19 ocurrieron en Brasil, un país que solamente tiene el 2,7% de la población mundial. Entonces, esto es enorme. Brasil se está convirtiendo en una amenaza para la salud pública global", dijo Hallal a la BBC.


El miércoles 10 de marzo, el país registró 79.876 nuevos contagios confirmados, el tercer número más alto en un solo día, mientras que el número total de muertes relacionadas con el covid-19 alcanzó las 270.656, según cifras de la Universidad Johns Hopkins de EE.UU.


Eso quiere decir que Brasil tiene una tasa de 128 muertes por cada 100.000 habitantes, lo que le coloca en el puesto 11 entre los 20 países más afectados del mundo. Las tasas más altas se encuentran en la República Checa con 208 muertes por cada 100.000 personas y en Reino Unido con 188 muertes por cada 100.000 personas, según los reportes de la Universidad Johns Hopkins.


En todo Brasil, las unidades de cuidados intensivos (UCI) están a más del 80% de su capacidad, según la Fiocruz. Y en 15 capitales estatales, las UCI están a más del 90% de su capacidad, incluso en Río de Janeiro y Sao Paulo.


La prensa del país afirma que la capital, Brasilia, ha alcanzado la capacidad total de las UCI, mientras que dos ciudades, Porto Alegre y Campo Grande, han superado esa capacidad.


En su informe, la Fiocruz advirtió que las cifras apuntan a la "sobrecarga e incluso el colapso de los sistemas de salud".


Hallal asegura que su estado (Rio Grande do Sul) está desbordado. "Aquí en el sur de Brasil, la situación se está poniendo realmente mala, superamos el 100% de la ocupación en las unidades de cuidados intensivos", dijo a la BBC.


También señaló que la gente se sentía "abandonada por el gobierno federal".


"Los políticos tardaron mucho en actuar", dijo Adilson Menezes, de 40 años de edad, a la agencia de noticias AFP frente a un hospital en Sao Paulo. "Lo estamos pagando la gente pobre", dijo Menezes refiriéndose al estado de casi colapso del sistema de salud pública de Brasil.


Brasil enfrenta su mayor crisis desde que comenzó la pandemia, pero aún así, parece que la gente está tratando de ignorarla.


Tomemos a Sao Paulo, por ejemplo. Si bien las tiendas que no son esenciales han tenido que cerrar estas últimas semanas, no hay ningún "confinamiento" del que hablar, ninguna restricción sobre con quienes se pueden reunir las personas y las escuelas han permanecido abiertas en gran parte (aunque con menor capacidad).


La gente aquí está tomando sus propias decisiones sobre cómo mantenerse a salvo y, ciertamente, no existe ese miedo como el que vimos en esta época hace un año, cuando todo el mundo se estaba encerrando, incluidos los brasileños.


Un año después, e incluso en medio de terribles estadísticas que siguen aumentando, la narrativa de Jair Bolsonaro ha sido comprada por muchos: la desconfianza hacia la vacuna china CoronaVac y las críticas contra el cierre de restaurantes y negocios.


Mientras tanto, los científicos están clamando cada vez más para que haya un mayor liderazgo nacional para detener el colapso de todo el sistema de salud en las próximas semanas.


¿Qué hay detrás de la ola de contagios?


El aumento en los casos en los últimos días se ha atribuido a la propagación de una variante altamente contagiosa del virus, llamada P1, que se cree que se originó en la ciudad amazónica de Manaos.


La nueva variante del coronavirus que fue detectada por primera vez en Brasil ha llevado a un aumento de las muertes en ese país.


Los datos preliminares sugieren que la variante P1 podría ser hasta dos veces más transmisible que la versión original del virus.


También indican que la nueva variante podría evadir la inmunidad derivada de haber padecido la versión original del coronavirus: la probabilidad de reinfección se sitúa entre 25% y 60%.


La semana pasada, el Instituto Fiocruz dijo que la P1 era solamente una de varias variantes que generan preocupación, que se han vuelto dominantes en seis de los ocho estados estudiados por esa institución.


La directora de la Organización Panamericana de la Salud, Carissa Etienne, dijo que la situación en Brasil ofrece un recordatorio de la amenaza del resurgimiento. "Las áreas más afectadas por el virus en el pasado siguen siendo vulnerables a la infección hoy", apuntó.


Hallal, por su parte, reconoce el reto que implica la nueva variante pero asegura que el problema va más allá.


"Sabemos que la nueva variante es más transmisible y tenemos evidencia que va surgiendo de qué puede ser un poco más agresiva que el virus original, pero no todo tiene que ver con la variante. Como científico tengo que decirlo: es verano en esta parte del sur del mundo y la gente aquí en Año Nuevo participó en reuniones masivas por todas partes, así que la variante lo está haciendo más difícil, pero no es sólo la variante", apunta.


El especialista señala que en la actualidad hay algunas medidas para restringir la circulación de las personas, pero que probablemente no será suficiente para detener los contagios.


"Necesitamos combinar esto con una campaña de vacunación acelerada y no lo estamos viendo. Necesitamos atención inmediata de la industria farmacéutica, de otros gobiernos en el mundo porque si no empezamos a vacunar a la población aquí, muy pronto, esto se convertirá en una tragedia masiva", advierte.


A los científicos les preocupa que Brasil casi se haya convertido en un "laboratorio natural", donde la gente puede ver lo que sucede cuando el coronavirus pasa relativamente desapercibido.


Algunos advierten que el país es ahora un caldo de cultivo para nuevas variantes del virus, sin obstáculos por un distanciamiento social efectivo y alimentado por la escasez de vacunas.


Esto se debe a que cuanto más tiempo circula un virus en un país más posibilidades tiene de mutar, en este caso dando lugar a la variante P1.


Los expertos mundiales están pidiendo un plan que incluya vacunación rápida, encierros y estrictas medidas de distanciamiento social para controlar la situación.


La preocupación es que la variante P1 es una amenaza inminente sobre el progreso logrado en la región y en el resto del mundo.


En general, las vacunas actuales siguen siendo eficaces contra la variante, pero pueden ser menos efectivas que contra las versiones anteriores del virus para el que fueron diseñadas.


Los estudios están en curso, pero los expertos lograrán un conocimiento más sólido sobre cuán bien funcionan estas vacunas contra la P1 a medida que sigan monitoreando a las personas que han sido vacunadas en el mundo real.


Los científicos confían en que, si es necesario, las vacunas se pueden modificar con bastante rapidez para que funcionen contra nuevas variantes.


¿Cómo ha reaccionado el gobierno?


El presidente Jair Bolsonaro ha minimizado los riesgos que representa el virus desde el inicio de la pandemia.


También se ha opuesto a las medidas de cuarentena tomadas a nivel regional, argumentando que el daño a la economía sería peor que los efectos del virus en sí.


Bolsonaro desestima las críticas sobre su gestión de la pandemia.


Este miércoles, el exmandatario y dirigente opositor Luiz Inácio Lula da Silva criticó las "estúpidas" decisiones del presidente Bolsonaro y recomendó a los ciudadanos vacunarse. "Muchas muertes se habrían podido evitar", aseguró.


Bolsonaro, quien a principios de la semana dijo a los ciudadanos que "dejaran de lloriquear", rechazó las críticas de Lula diciendo que su gobierno ha hecho suficiente para combatir la enfermedad.


Por su parte, João Doria, un exaliado de Bolsonaro que ahora se ha convertido en un rival político, ha calificado al presidente de "loco".


La postura del mandatario ante la pandemia también ha sido objeto de severas críticas fuera de las fronteras de Brasil. (Datos: BBC)

miércoles, 7 de marzo de 2012

Brasil Protege su Obsoleta Industria de Autos

Auto fabricado en Mexico

Brasil vive un rebrote de proteccionismo que amenaza con desgastar sus relaciones comerciales con otras naciones de América Latina y minar de desconfianza el terreno para futuros acuerdos regionales.

Brasil forzó a la revisión de un tratado de libre comercio de autos con México, una agresiva medida para proteger a un sector que representa un 25% de su Producto Interno Bruto industrial. Y si México no acepta, Brasil romperá el acuerdo.

“Uno de los riesgos de la crisis financiera es que hayan brotes de proteccionismo”, dijo a Reuters el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno, en una entrevista reciente. “Es un tema que nos preocupa a todos”.

Brasil dice ser blanco de una guerra cambiaria que disparó el real más de un 6% en lo que va del 2012, erosionó la competitividad de su industria y abrió las puertas de la mayor economía de América Latina a una avalancha de importaciones baratas como los autos mexicanos.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, acusó a Europa de inundar el sistema financiero con un “tsunami” de dinero barato. Y Brasil, con unas de las tasas de interés más altas del planeta, es un imán para esos flujos que encarecen sus exportaciones.

Durante una visita a Alemania esta semana, Rousseff describió la inyección de prestamos baratos del BCE al sistema financiero de la zona euro como “formas artificiales del proteccionismo”, y sostuvo que “todo el mundo se queja de las barreras arancelarias, del proteccionismo, y eso es una forma de proteccionismo”.

Rousseff está bajo fuerte presión para presentar medidas que estimulen la economía tras un modesto crecimiento del 2.7% en el 2011, lejos del vibrante 7.5% del 2010 que transformó a Brasil en una potencia emergente.

Y el Gobierno no titubeará en adoptar medidas que protejan a su industria. El ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, dijo el martes que se prepara un paquete de incentivos tributarios para resucitar la producción industrial, que cayó un 2.1% en enero respecto a febrero, confirmando la “desindustrialización” que aterra al sector privado.

Moreno, del BID, dice que la tensión es parte de cualquier proceso de integración económica. “Lo importante es mantener una visión de largo plazo”, dijo.

Pero según los empresarios mexicanos eso es precisamente lo que falta. La ruptura del acuerdo automotor con Mexico, dicen, echará por la borda mucho más que un negocio de 4,200 millones de dólares anuales en autos y partes, la mitad del comercio entre las dos mayores economías de América Latina.

“Si Brasil empieza a cancelar tratados comerciales cuando tiene un déficit puede decrecer el interés de inversionistas no sólo de México sino también de otros países”, dijo Eduardo Ragasol, presidente de la Asociación Empresarial México-Brasil en Sao Paulo.

“Las consecuencias trascienden a la industria automotriz y crean un clima de desconfianza para muchas otras industrias”, añadió.

Brasil ha encarecido la importación de autos y endureció en los últimos días sus controles de capital para desestimular la entrada de fondos especulativos.

Funcionarios en Brasilia dicen que en un contexto de desaceleración económica y competencia desleal, el libre comercio -un mantra de la década de 1990- no tiene sentido.

“Lamentablemente la realidad del mundo hoy es que los acuerdos de libre comercio son muy difíciles”, dijo una fuente del Gobierno brasileño sobre la disputa con México.

Pero Brasil evita hablar de proteccionismo, un concepto que remite a las oscuras décadas en que el país fue una de las economías más cerradas de América Latina.

“Brasil es demasiado abierto en términos de economía y creo que tiene que ser así. Ahora claro que uno tiene que estar siempre preparado para corregir distorsiones”, dijo Benjamín Steinbruch, vicepresidente de la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo, el lobby industrial más poderoso de Brasil.

Irónicamente, Brasil está probando su propia medicina. Al mismo tiempo que reescribe el tratado de libre comercio con México, protesta por los controles a las importaciones en Argentina y analiza si su socio está pisoteando las reglas de la unión aduanera Mercosur. (Reuters . Peru al Dia)

Comentario: Brasil no puede competir con una industria obsoleta frente a otros paises como Mexico, Japon, Corea, etc que poseen industrias modernas, mas eficientes y menos costosas.