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martes, 27 de abril de 2010

La Universidad Nacional Agraria de la Molina multiplica su trabajo en la investigación y el desarrollo de los cultivos peruanos


Lograr rendimientos de seis mil kilogramos de quinua por hectárea, resistente a las plagas y a los suelos salinos de la Costa, es uno de los objetivos que se ha planteado la Universidad Nacional Agraria de La Molina en el corto plazo, y para tal fin trabaja arduamente en sus campos de experimentación.

“Estamos dedicados a reducir la talla de la planta a niveles industriales para su sembrío en la Costa y así se pueda cosechar mediante acciones mecanizadas”, explica Luz Gómez, especialista del Programa del Cereales y Granos Nativos de la casa de estudios.

En este proyecto se realizan experimentos genéticos para revalorar los cultivos nativos y adaptarlos a las nuevas exigencias del mercado. En el caso de la quinua, que se siembra en Puno en un 70%, se busca reintroducirla en otras regiones andinas, como Junín.

“Llevamos una variedad de una quinua que rinde dos mil kilogramos por hectárea, pero se obtenían frutos de colores que a los agricultores no les gustó. Por eso ahora les hemos ofrecimos la quinua que produce frutos tradicionalmente blancos y se están adaptando a esta nueva variedad”, refiere la ingeniera agrícola.

Las modificaciones genéticas recortaron la maduración de la planta de 180 a 120 días. “Ahora, seguimos trabajando para sembrar quinua en la Costa con una producción de seis mil kilogramos por hectárea. Queremos que sea una alternativa a cultivos como el arroz, que necesita mucha agua. En cambio, la quinua se adapta a climas áridos y salinos y requiere de poco líquido”.

Este programa trabaja también en otros cultivos, como la kiwicha y la cañihua, con sorprendentes resultados. En los campos experimentales ya se produce hasta seis mil kilogramos por hectárea y se pretende que en los próximos años pueda obtenerse una planta pequeña que rinda hasta dos campañas por año.

“Nuestro objetivo es incrementar la producción de cereales y granos nativos, mejorar la calidad, crear nuevas fuentes de trabajo, aumentar la rentabilidad de la tierra, entre otros factores, en beneficio de la población dedicada a la agricultura”, sostiene Gómez.

La especialista revela que se desarrollaron variedades mejoradas de arroz, cebada, trigo, avena, quinua, kiwicha y cañihua de alto rendimiento, resistentes a las plagas y factores climáticos adversos. En ese trabajo de mejoramiento genético se potenció el rendimiento por hectárea y se estableció un banco de germoplasma para cada cultivo.

Hortalizas andinas

La universidad Agraria, a través del programa de hortalizas, trabaja, además, en la promoción e investigación de cultivos andinos como la muña, el atacco, el aguaymanto y la arracacha, entre otros, para mejorar su producción y reintroducirlos en los andes peruanos, en huertos caseros y en invernaderos, con el objetivo de continuar con esta tradición biodiversa, legada de los antiguos peruanos.

El ingeniero agrícola Roberto Ugaz detalla que se logró reinsertar la muña en diferentes zonas de la Sierra con buenos resultados. “No solo sirve como una medicina natural utilizada desde tiempos inmemoriales, sino también como repelente de plagas que atacan a la papa”.

Otro de los redescubrimientos realizados en La Molina ha sido el atacco, una especie de yuyo andino, pariente de la kiwicha, que presenta valores nutricionales superiores a la lechuga o a la acelga. “Se le utiliza en los guisos y estamos incentivando su cultivo en los huertos familiares”.

El aguaymanto es otro de los cultivos que se está mejorando en los terrenos experimentales de la universidad para su posterior comercialización en gran escala y su exportación masiva.

Ugaz señala que el Perú está catalogado como uno de los tres centros del mundo donde se aprendió a cultivar los alimentos que ahora surten la despensa mundial. “Y eso hay que conservarlo, es un legado de nuestros antepasados. Y en la universidad estamos incentivando su sembrío y consumo”.

Banco de germoplasma

La Universidad Nacional Agraria de La Molina cuenta con un banco de germoplasma de cereales y cultivos andinos para evitar la pérdida de semillas valiosas de las variedades locales antiguas y de los usos y costumbres de los productos alimenticios.

Esta estrategia del manejo de los recursos genéticos se inició mediante el fortalecimiento y establecimiento de bancos de germoplasma. “La conservación a nivel de semillas es bastante más fácil y menos costosa y se realiza en espacios reducidos”, sostiene la investigadora Luz Gómez. Se desarrolló un banco de germoplasma constituido por 2,200 accesiones de quinua, 1,303 de kiwicha, 120 de cañihua, 1,845 de avena, 3,037 de cebada y 4,550 de trigo.

Este banco guarda la biodiversidad que asegura el desarrollo de nuevas variedades para el Perú y la continuidad de un país agrodiverso.

Gómez explica que en el caso del cultivo de la cebada, que no es originaria del Perú, pero que se cosecha durante cientos de años, se obtuvo importantes avances genéticos, resistentes y tolerantes a enfermedades como la roya amarilla. “En esta variedad no se usa fungicidas que contaminan el medio ambiente, lo que disminuye los costos de producción para el agricultor”.

Agrodiverso

El Programa de Investigación en Hortalizas, en coordinación con la Asociación Peruana de Gastronomía, el Ministerio de Agricultura y la Universidad San Martín de Porres, publicó el libro Los ajíes del Perú. Mediante esta alianza se planea identificar las investigaciones exitosas sobre productos agrícolas efectuadas en la Universidad Agraria, para promocionarlos mediante la gastronomía y otras estrategias.

Se calcula que la gran biodiversidad que posee el Perú, protegida y cultivada por los pequeños agricultores, será el abastecedor de la materia prima que necesita la gastronomía peruana para competir en el mundo.

Datos

- Científicos norteamericanos han determinado que los orígenes de la agricultura peruana son casi contemporáneos con procesos similares en el Medio Oriente.

- Una de sus investigaciones arqueológicas determinó que el zapallo loche en el norte del país era una rareza botánica, hortícola y culinaria del Perú.

- El sachatomate y la arracacha, cultivos oriundos del Perú, son cultivados y exportados por Nueva Zelanda en el caso del primero y por Brasil en el segundo. En el Perú se está mejorando la planta genéticamente. (ADEX)